Quisiera pasearme en el iris de tus ojos, ser resplandor difuso que ciega tus sentidos, atrapar la gota que derrama tu alma y perderme en la creación...



¿Qué me queda?

.

.

Sin luz en el sendero... ¿qué me queda?
Frio y miedo a mis silencios.
Briznas de despojos del pasado arrancando la cicatriz de la herida,
sangrando olvido y negrura en la noche.
El ave de los sueños volando a ras del suelo
hasta morir sin sentirlo y sin quererlo.
Ahogado el respirar... ¿qué me queda?

.

.

Teoria el color

.

.

Hay historias al borde del camino
más allá de los pasos,
de ingenuidad tornasolada.
Y hay historias escritas de esquinas de luna
envuelta en escarcha, sin pasar frio,
entre colores tibios...pero;
también hay historias de tiempo perdido,
desvalijados sueños escurriéndose entre dedos
buscando la ubicuidad en colores fríos.

.

Entre el siempre y el jamás



Cada noche se volcaban estrellas


en los ojos enamorados,
se levantaban alambradas


entre el siempre y el jamás
que saqueaban el alma, la ansiedad


y las ganas...
pero en esos labios sin gastar


solo se pronunciaba una historia


lejana.




Camino y nada

.

.

El presente es lo más fugaz y se escurre entre las manos
como el lamido de espuma sin mañana
en un mar que se desangra de horizontes.
Las huellas del futuro se ocultan entre los silencios.
Del ayer...camino y nada.
Es hora de recoger las olas,
las gaviotas rastrean los despojos del alma
en la orilla desierta y olvidada
y el levante oculta el sol en su amanecer.
Camino y nada.

.

.

Esencia

.

.

Me deslizo en tu piel de palabras
y soy poesía que se desmenuza
improvisando un amor comestible y saciable.
Estreno piel en tus costados, en tu fauna, en tu risa
anclando raíces a tu mar de agua oscilante y difusa.
Me dreno en tu alma
abandonando el razonamiento
para saciarme de ti...hasta negarme.

.

.

Respirado


.

.


En la frontera del tiempo
se vacían los segundos.
El sueño, mariposa nocturna,
desafiando en la afilada curva del deseo
a la alargada sombra de la noche,
atrapa la esclavitud de las horas.
En un insensato balanceo
los ojos agitan estrellas,
los labios ansían amanecer
temblando en la historia,
se llenan de bocetos,
eco que no para
en esa voz de la piel,
murmullo de sonido respirado
desafiando el centro,
suspirando la continuidad de los sueños
en una noche sin tiempo.

.


.

...esa palabra que nunca quiso pronunciar


Cuando las sombras recorren la noche vestidas de negro pésame, el adiós se esconde borracho de ansiedad detrás del silencio.
Las caricias mutuas se olvidan, duelen las palabras y se despierta el llanto devorando el miedo que la desilusión vende en la historia, sin permiso.
La luna descarna la libertad de la tristeza y el oculto tesoro, cubierto de silencios pálidos y fúnebres, sirve de cuenco a las palabras huecas.
Hay tanto que olvidar, que el adiós se transforma en membranas de historia frágil que se resquebrajan cuando las palabras no pueden hablar.
Solo las sombras saben del silencio inquisidor de las palabras que apuñalan la historia...mientras, el adiós, se descubre pronunciándose ebrio de nostalgia entre esas palabras que nunca quiso articular.


.

Huellas de Luna

.

.


Amanece silente en la negrura
de la noche, cansada de vacíos.
El tiempo va menguando su figura
iluminada, con los desvaríos
de un ayer y esa inhóspita angostura
que la envuelve en papel de escalofríos.
Hambre y sed, en su brillante armadura.
Sabor y nada en espacios sombríos.
Tiene las horas contadas y en ellas
muestra su ser, quizás más de hojalata
que de ese preciado metal de bellas
composturas, tal vez eso delata
sus misterios ante el sol y sus huellas
y ella, son acusadas de insensatas.

.

.

Tenía

.


.


Ayer tenía sal, brillo en la mirada
y tenía voz y silencio que hablaba
y piel que ansiaba deseo y gritaba
por cada poro, con esa afilada
intención de conseguir ser amada.
Tenía siempre hambre y sed y la calmaba
mordiendo con los ojos y envidiaba...
todo eso era ayer...hoy no tengo nada.
Hoy en el silencio de la mañana
olía a triste y húmeda soledad
arañando el dintel de mi ventana.
Un dolor se llevó mi alma de humana;
no respetó ni siquiera la edad
del sentimiento y me hiere y me profana.


.


.

Media Noche

Casi media noche, sin luna...silencio. Un perfil ondulante se presume a lo lejos, alguna sombra y esa media luz de la farola que deja la desnudez del ciprés ante los ojos.
Silencio...demasiado silencio.
Quizás se llevó el día los sonidos y no dio tiempo a recogerlos...o tal vez se quedaron fríos...inertes, esperando un aliento.
Ésta noche que se descorre parece mover las ramas de los sauces.
Una luz en la ventana y la escarcha de la madrugada mojan mi figura y mi aliento se agita, humea en la noche sombra y queda atrás, mientras el silencio pasa junto a mis pasos, tocando los cristales con la intención de entrar, en penumbras.
Romperá la quietud el chasquido de una palabra y dos voces que definitivamente alejarán el silencio...casi media noche, sin luna
Silencio,...demasiado silencio.

Déjame llorar

.

.

Déjame llorar que solo me queda
el llanto anudado a la soledad
y a la ingrata orfandad de la vereda.
Déjame llorar y que la humedad
de mis ojos resbale como seda
y se convierta en la fragilidad
de aquella rosa de la rosaleda.
Déjame llorar, duele la oquedad
los pasos errantes y la memoria,
duele la miseria de las palabras
por interés, duele tanto la pena...
Déjame llorar, que el llanto hace historia
destiñe el pésame de las palabras
y enjuaga los ojos con luna llena.

.

.

Huir

.

.

Permite que cada gota de óleo

dibuje mi nombre

mientras el sol nace en tu piel

y mis dedos borran

cada huella de memoria.

Deja que la vida escancie

silencios en el cristal tallado

de sus ojos

hasta desbordarse...

No le pongas alambradas a la historia

y desnuda conmigo,

tu cuerpo,

la verdad

y la distancia.

.

.

De nuevo

.

.

Otra vez la luz y la melancolía de la mano.

La luna cayendo sobre el horizonte azul

y la vida pasando y nosotros descalzos,

pisando guijarros;

pero otra vez hay luz y melancolía

y hojas amarillas

y almendros brotando

y esos ojos de agua y esos versos en blanco...

y la vida pasando.

Si supieras las horas que dedique a pensarlo

que el tiempo no es tiempo

que no hay distancias, ni amor de contrabando....

que la vida se pasa

y nosotros descalzos

recorremos el mundo... pisando guijarros

llenos de sueños,

y de versos en blanco.

.

.

Sedienta de nostalgia

.

.

Te busco donde la luz no nos alcanza,

donde un resplandor de luna

haga sombras

para dibujar el perfil de tu mirada...

donde tus labios sean marcas de agua,

donde el silencio anide

y no hagan falta las palabras...

Allí te busco,

sedienta de nostalgia

recorriendo la impaciencia

de mi piel de escarcha,

con las manos llenas de errores

y deslices de un mañana,

de semillas fértiles cuajada la mirada...

Allí te busco...

donde los sueños rotos,

encontraron la sombra del viaje..

la cobija vieja para resguardarse....

y al calor del llanto

mecerse, para seguir soñando.

.

.

XXX

.
.
Nos mojó la lluvia,
¿recuerdas?
Caía,
empapaba el silencio,
la noche deshojaba negrura.
Nuestros pasos,
sobre la calle encendida.
Nuestras manos,
golondrinas
que buscaron su vida,
cercanas,
vivas.
Nada importaba la lluvia.
Mojaba los labios sedientos,
empapaba el silencio
y la noche...
Andamos sin pensar
¿recuerdas?
Nos mojó la lluvia
y caló desnuda,
la piel y la vida.
.
.

XXIX


.
.
Para tenerte
solo tengo que cerrar los ojos
y decir tu nombre
mientras la lluvia cala mi piel
y se deshace
en gotas de chocolate.
.
.

Bluesman

Hoy la noche sabe a blues.
Un sustain definido
le arranca un encuentro a la vida
y vibra la muerte
entre las cuerdas de una Les Paul.
Cada nota trepa en la oscuridad
del silencio
y quiebra en destellos de luz
el sonido;
la melancolía se hizo oración
en un último adiós.

XXVIII

.
.
El,
entre la bruma de París
y el cielo lleno de estrellas.
Ella,
la voz echa murmullo
pronunciando su nombre
desde lejos.
El polvo suspendido
hacia guiños a los ojos
y dibujaba en el aire
dos rostros
que se encuentran;
tan solo falló que el tiempo supiera
que era su tiempo.
.
.

XXVII

.
.
Recoge tu lamento;
la soledad de tu nombre
que nadie pronuncia en silencio,
la escarcha de la acera,
que humedece la piel y las heridas,
el vaso que te ahoga;
el amargo sabor de un trago inútil
y agarra la puerta de salida...
al otro lado, está la vida.
.
.

XXVI

.
.
Ceñido tu rumbo al viento,
amurado a estribor, dejas el mar y su oleaje
para morir anclado a su ensenada.
.
.

Dónde

.
.
Dónde estabas tú
mientras la noche
hablaba de silencio.
Dónde, cuando la flor
lloraba su herida
con suspiros de olvido.
Las horas callaban
y la ausencia calaba,
como cala la lluvia
de invierno,
en los cuerpos desnudos.
.
.

XXV

.
.
Perdí el timón que gobernaba el amor prohibido,
me enfrenté al oleaje rozando la desnudez
del viento,
fui nao de papel flambeando velas
en aguas de melaza
para encallar al fin en el arrecife de tu mirada.
.
.

XXIV

.
.
Déjame que despierta
dibuje la linea que separa el día de la noche
y le ponga tu nombre.
.
.

XXIII

.
.
Si quisieras saber cuál es mi sueño
ceñirías a mi cuerpo
la estrecha curvatura de tu nombre
y no me dejarías dormir.
.
.

XXII

.
.
Se me perdió tu imagen
entre las brumas de la mañana
y ya nunca más te vi.
Tan solo siento el aire
que roza las ramas desnudas de los arboles,
la lluvia,
repitiendo tu nombre en los cristales de mi ventana
y la noche, que se despertó
dejándome huérfana de luz...y de ti.
.
.

Sin tiempo...

.
.
La noche alarga su sombra
el viento hace sitio entre los cipreses
la lluvia golpea queriendo entrar...
El silencio ocupa su espacio
entre la soledad y los recuerdos
¡¡¡como quisiera llorar!!!
Mi garganta se esfuerza por tragarse el llanto
mis entrañas emiten sonidos de angustia
no hay más tiempo de espera....ya no vendrá.
.
.

Intimo

.
.
A solo dos pasos de tu mirada
no tengo miedo a que apagues la luz,
puedo ver tu silueta a contraluz,
tu perfil de imagen proporcionada,
luces y sombras, penumbra sitiada,
tu piel poniéndole cerco al trasluz.
Un juego prohibido, un cara o cruz,
la provocación que será aceptada.
Tu cuerpo que arde, cimbrea y se agita
con la oscilación de un contorsionista.
Mi ansia que aparece y se precipita
mezclándose en escenas de solista...
A oscuras, sin luz, ¿quién la necesita
en esta intimidad tan realista?.
.
.

La Negrura

.
.
Oscura noche.
El viento desordena entre hojas perennes
los recuerdos,
se ajusta el silencio
a la pequeñez de las gotas de lluvia
que golpean el asfalto,
el hálito de un brindis eufórico
emana su veneno;
trampa mortal.
Al filo de la media noche
se encontraron dos cuerpos
y una sola botella de cristal.
La pasiva ciudad los envolvió en negrura.
.
.

XXI

.
.
He querido llorar
esta mañana
y mis ojos
estaban secos...
más mi corazón les dijo:
!Dejadla llorar¡ Que brote su llanto
Lágrimas son las gotas de sangre seca
que yo ya no vivo.
.
.

XX

.
.
Peor que el olvido
pasear las calles
oliendo tu aroma
mientras miles de ojos
perseguían la expresión de mi rostro.
Peor el silencio,
que de cerca seguía mis pasos
dándome toques en la espalda
para que volviera la mirada a tu olvido.
Peor que el olvido,
tu nombre en mi mente
golpeando mis sombras.
.
.

XIX

.
.
Besos líquidos precipitándose.
Húmedos
en un perfil cercano.
Acuosos reflejos que inundan
un ligero tiempo de armónica alegría...
Nostalgia fundida entre el futuro y el desahogo.
.
.

XVIII

.
.
Escucha el anochecer;
sonidos de viento
notas que pasean
el pentagrama de tu piel,
segundos de noche
en silencios rodeados de penumbras,
vida,
ojos
aire
boca,
un manantial donde se puede beber.
.
.

XVII

.
.
De nuevo la noche
con sus silencios,
la oscuridad
con su ceguera
y mi boca seca;
si al menos tuviera tu aliento...
.
.

XVI

.
.
Sigue vagando,
arañando al tiempo y al espacio
la última hebra de realidad
para hacer de ese sueño inmaterial,
de ese suspiro sin destino,
el aliento de vida.

Recorre con ansia los canales de la existencia,
busca el elixir que sacie los deseos de la mente,
recorre la noche cuando la luz interroga a las sombras
encontrando respuestas confusas;
enciende amaneceres en la profundidad de unos ojos interminables
y sé silencio
dibujando sonidos en la cal ennegrecida.
.
.

XV

.
.
Es efímero el tiempo
que precede a los pasos perdidos,
efímero el sueño
que antecede a la pasión...
la noche cae sobre los pies descalzos y
un manto de velada lozanía
refleja el secreto de unos ojos
mágicos...
burbujas de un vaso que se bebe la vida.
.
.

XIV

.
.
Matemos el silencio resbalando por las sombras,
descubriendo el misterio de la carne,
desnudando la savia que derrama la piel.
Deja tu noche correr a mi encuentro
y salva mi alma de las esquinas
buscando el deseo
en una noche fría..sin calma.
.
.

XIII

.
.
Una a una mis palabras construyen un laberinto
vaciando la noche de misterio,
sobre tus huellas la marca de mis pasos
y a mi espalda...la duda.
Se hace luz la sombra de los tiempos
y te hallo ante mi goteando dulzura...
.
.

XII

.
.
Solo se escucha crujir de ramas azotando el aire
de oscuras sombras,
mis ojos presagian la noche y velan sus ansias,
paladeo mi aliento y la escarcha de luna se refleja en la ventana;
hoy no te siento...y mi voz recorre las esquinas buscando tu alma,
se arrastra la noche.....me inunda la duda:
vendrás ?...o tendré que esperarte hasta el alba
cuando los mochuelos se escondan del miedo
y la muerte sea de la noche la causa.
.
.

XI

.
.
Pirueta

Me desnudo de preocupación
y libero una lágrima
para deprenderme del miedo;
accedo a tu propuesta.
En tus manos me entrego,
cierro los ojos
y en mi carne,
como vuelo de gaviota,
siento despuntar el día,
mientras mi vestido de amor y seda
sigue viajando en tu crucero de lujo.
.
.

X

.
.
Déjame rehacerte en mis manos,
amarte sin piel,
llevarte al grito de la noche
y deshacerte en el filo mortal de la luna llena.
.
.

IX

.
.
Recuerdo el olor de tu carne
recorriendo la historia de la mía.
El sudor de tu piel
goteando por mis aristas,
el perfil de tus labios
marcando a fuego lento mi destino.
Recuerdo la saliva en mi garganta
ahogando mis suspiros,
tus pupilas grabadas en el pasado invisible
y tus manos frías....
Recuerdo que eras mío...y la noche te deshizo.
.
.

VIII

.
.
Si miraras mis ojos desde esa atalaya de tu ausencia,
desde la solitaria cumbre de tus pensamientos,
verías que derraman sangre.
Si te atrevieras a mirarme,
verías como los cristales arañan mi carne
y se llevan la piel como homenaje.
Si me escucharas
oirías como resuenan en el vidrio de mi alma,
silicio monumento a mi cordura,
y se arrastran por el suelo
bajo mis pies descalzos,
para seguir construyendo su tortura.
Si me escucharas....
sabrías que convertí en lagrimas las penas
y sufrí el dolor de parir locura.
.
.

VII

.
.
No habrá crucifixión para tu olvido
eres tea impregnada de resina
que arde en las entrañas de mi mente
tus manos vacías de mi, se llenarán
de algarabía, voces de mi boca
que vomita sus miedos y
se encuentra descorriendo escombros
para ir a tu encuentro.
.
.

VI

.
.
En una noche profunda
atraes negrura
y mezclas con sonidos, silencio y madrugada;
los miedos de una noche amarga.
Entre las voces difusas de unos labios desérticos
imploras a gritos un beso de agua
y cabalgan las huestes desatadas
la carne fértil y la piel de plata.
Repiten los segundos su ritual de lacra
y se acerca mi muerte,
pero el tiempo pasa
y la noche vuela a mis pies
entre la negrura,
la noche profunda...
y tu piel de nácar.
.
.

V

.
.
Tu piel sin tiempo padece la inmovilidad del horizonte
mientras tus ojos mudables contemplan la sutileza de un ocaso,
entre tus labios la palabra es verso
y entre tus manos, yo soy marea inconstante.
.
.

IV

.
.
Inundada por la luz de un amanecer
mis ojos dibujan el contorno oculto del horizonte,
un mundo inanimado queda entre mis dedos
inerte...
Es el mundo de tus sueños
que se desplaza y extingue
como las olas en la marea de tu piel.
.
.

III

.
.
Me llevas a tus sueños
y la nebulosa de contorno impreciso
me acorrala,
intimidas mis miedos
y de la negrura de la noche
germina un amanecer
que transforma mi piel
mis ojos y mi voz
en una perspectiva proporcionada.
.
.

II

.
.
No he de darte de mí solo un pedazo
me arrancaré la piel y los sentidos
y será mi carne tuya en un abrazo,
invocaré en un grito a mi alma
y me desprenderé del valor,
para entregarme;
seré piel de tu piel, sol de tu carne
y memoria imperecedera
en tu semblante.
No he de darte de mí solo un pedazo...
toda yo seré tú en un instante.
.
.

I

.
.
He recordado tu momentos de ausencia...
y he llorado..
he sentido las huellas de tus pasos
marcando mi historia...
y una mueca burlona
se dibujó en mi rostro..
he querido viajar en el tiempo...
y te he encontrado.
.
.

Convivencia- "El Suicida"

El suicida

Hacia días que lo venia pensando. La ventana del viejo caserón chirriaba cada vez más cuando el viento del este soplaba en las noches, el sonido retumbaba en el hueco de la escalera y llegaba hasta la habitación. Envuelto por las sabanas John eludía el sonido tarareando una vieja canción de cuna que no sabía por qué extraña razón siempre recordaba cuando sentía miedo.
No podía dormir, llevaba tanto tiempo sin poder hacerlo. Una vuelta sobre la almohada y si no podía conciliar el sueño esta vez se levantaría y cerraría con fuerza el viejo ventanal…pero eso lo había dicho ya tantas veces.
Al final se dormiría y en la mañana, cuando el viento se alejara, bajaría escalón a escalón, atravesaría el hall casi a oscuras y cerraría de un golpe la cristalera angulosa que rechina al roce continuo con la madera.
- Y ahora qué, se pregunta cuando deja de escuchar el sonido….
- He de dormir y para qué, si mi mañana será un día cualquiera, solo y abatido frente al televisor…
Ya no recuerda cuando fue la última vez que tuvo una visita, o cuándo compartió una cerveza en un bar. Se sentía cansado. Su joven corazón quería hacerse viejo con anticipación y él, no le llevaba la contraria...era mejor así, su vida no tenía mucho sentido. Su extraña forma de ser le había apartado de sus amigos más leales…el trabajo le agobiaba, la familia se alejaba de su pequeña visión de la vida cotidiana. No entendía muy bien porque esa rutina de comer los domingos en casa de Mama, o esas aburridas barbacoas en las que los amigos se hinchan de cerveza y grasa...y ríen sin sonido alguno.
Analizaba a diario su vida…todo era un fracaso…y entonces había decidido vivir en soledad...y desde hacía unos días discurría la mejor manera de morir envuelto en su propio destino.
Pero aquella mañana cuando se disponía a cerrar el viejo ventanal chirriante, algo turbo su visión….
La silueta de una mujer paseaba por la habitación de la casa de enfrente, que siempre estuvo abandonada. Las cortinas ajadas por el tiempo dejaban entrever su figura esbelta y su larga cabellera se mecía como una nebulosa de gas y polvo con el viento.
Algo se movió dentro de su estomago y una mueca burlona asomó a su rostro. Abrió de par en par el ventanal y se dejo ver.
La extraña mujer al observarle agito su manos saludándole y lo acompañó con una elegante sonrisa. John se avergonzó, cubrió su cara con la cortina y escondió su cuerpo tras la madera carcomida de la contraventana.
La observaba a hurtadillas…la mujer seguía asomada a la ventana, ahora sentada en el alfeizar contemplando el jardín. Sus largas piernas se adivinaban suaves y su juguetear con los zapatos la hacía parecer algo infantil…a John le gustó esa postura, tanto que se atrevió a salir hasta el borde de la verja para poder contemplarla mejor y si se atreviera, decirle alguna palabra.
La dama de las piernas largas e imaginaria suavidad hizo un ademan de meterse en la habitación, entones John grito
- ¡No!, espera…sigue sentada...eres la imagen perfecta de la inocencia.
Cruzó la puerta de hierro, avanzó por la acera y cruzó la calle, ni siquiera miró si algún coche podría atropellarle…no quitaba la vista de la ventana.
Tan solo a dos metros de su mirada había encontrado un ser especial…ella le sonrió y le invito a pasar, nervioso John se pensaba que hacia allí.
De repente todo se le vino encima…..él no sabría qué decir, ¿Qué le iba a contar?....tuvo miedo. ¿Sería capaz de conversar con ella? Parecía muy abierta…tendría miedo y no le saldrían las palabras. Pensó en marcharse, casi había retrocedido dos peldaños de la escalera de entrada cuando se abrió la puerta y esa mujer que hizo mover algo en su estomago, apareció con la más bella sonrisa que John podía recordar.
Habían transcurrido dos horas cuando la puerta volvió abrirse, John y la esbelta mujer de piernas largas y suavidad imaginable se despedían en el umbral con un ligero beso en las mejillas. John bajaba las escaleras de espaldas, ella seguía sonriendo mientras su larga cabellera rozaba sus seños remarcando su figura….fue entones cuando ella le dijo:
.- John ¿Salimos a cenar esta noche?
Sin poder articular palabra, aterrado por el sentido de esa frase, John corrió a su casa, atravesó la verja de hierro, camino por el césped del jardín, abrió la puerta, corrió hacia la ventana…y desde allí la miró.
Con un gesto sin palabras, en ese silencio que habla a voces, asintiendo en su gesto,la contestó.
Aquella mañana John no había pensado en el suicidio ni un solo segundo.

P. Martins