Quisiera pasearme en el iris de tus ojos, ser resplandor difuso que ciega tus sentidos, atrapar la gota que derrama tu alma y perderme en la creación...



Tenía

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Ayer tenía sal, brillo en la mirada
y tenía voz y silencio que hablaba
y piel que ansiaba deseo y gritaba
por cada poro, con esa afilada
intención de conseguir ser amada.
Tenía siempre hambre y sed y la calmaba
mordiendo con los ojos y envidiaba...
todo eso era ayer...hoy no tengo nada.
Hoy en el silencio de la mañana
olía a triste y húmeda soledad
arañando el dintel de mi ventana.
Un dolor se llevó mi alma de humana;
no respetó ni siquiera la edad
del sentimiento y me hiere y me profana.


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2 comentarios:

  1. Triste te veo amiga, o al menos eso dan a entender tus versos.
    Espero que solo sea eso, una licencia poética. De no ser así, piensa que nacen otras mañanas plenas de luz y húmedas de besos.
    Tus versos y tus ojos no están hechos para la pena.
    Animo y un abrazo.

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  2. Hay quien dice que ayer terminó anoche, hay quien lo hizo suyo y propagó esa premisa que hoy sorprende con la nada por culpa del sabor que yo guardé en mis labios para poderla recordar. Hay quien tenía hambre y sed y hoy se sació de todo lo que tenía ayer, tal vez, por no ser el grito del deseo que quería obtener. Ayer tenía tantas horas que hoy, fueron cosas del pasado, envueltas en el triste papel de la soledad. Tal vez mañana, sin horas, brille de nuevo la luna porque el sol, si ella se asoma, no dejará de estar. Hoy se quedó dormida el alma esperando que llegue de nuevo su amanecer para despertar.

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