Quisiera pasearme en el iris de tus ojos, ser resplandor difuso que ciega tus sentidos, atrapar la gota que derrama tu alma y perderme en la creación...



Tenía

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Ayer tenía sal, brillo en la mirada
y tenía voz y silencio que hablaba
y piel que ansiaba deseo y gritaba
por cada poro, con esa afilada
intención de conseguir ser amada.
Tenía siempre hambre y sed y la calmaba
mordiendo con los ojos y envidiaba...
todo eso era ayer...hoy no tengo nada.
Hoy en el silencio de la mañana
olía a triste y húmeda soledad
arañando el dintel de mi ventana.
Un dolor se llevó mi alma de humana;
no respetó ni siquiera la edad
del sentimiento y me hiere y me profana.


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Media Noche

Casi media noche, sin luna...silencio. Un perfil ondulante se presume a lo lejos, alguna sombra y esa media luz de la farola que deja la desnudez del ciprés ante los ojos.
Silencio...demasiado silencio.
Quizás se llevó el día los sonidos y no dio tiempo a recogerlos...o tal vez se quedaron fríos...inertes, esperando un aliento.
Ésta noche que se descorre parece mover las ramas de los sauces.
Una luz en la ventana y la escarcha de la madrugada mojan mi figura y mi aliento se agita, humea en la noche sombra y queda atrás, mientras el silencio pasa junto a mis pasos, tocando los cristales con la intención de entrar, en penumbras.
Romperá la quietud el chasquido de una palabra y dos voces que definitivamente alejarán el silencio...casi media noche, sin luna
Silencio,...demasiado silencio.

Déjame llorar

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Déjame llorar que solo me queda
el llanto anudado a la soledad
y a la ingrata orfandad de la vereda.
Déjame llorar y que la humedad
de mis ojos resbale como seda
y se convierta en la fragilidad
de aquella rosa de la rosaleda.
Déjame llorar, duele la oquedad
los pasos errantes y la memoria,
duele la miseria de las palabras
por interés, duele tanto la pena...
Déjame llorar, que el llanto hace historia
destiñe el pésame de las palabras
y enjuaga los ojos con luna llena.

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