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Déjame llorar que solo me queda
el llanto anudado a la soledad
y a la ingrata orfandad de la vereda.
Déjame llorar y que la humedad
de mis ojos resbale como seda
y se convierta en la fragilidad
de aquella rosa de la rosaleda.
Déjame llorar, duele la oquedad
los pasos errantes y la memoria,
duele la miseria de las palabras
por interés, duele tanto la pena...
Déjame llorar, que el llanto hace historia
destiñe el pésame de las palabras
y enjuaga los ojos con luna llena.
el llanto anudado a la soledad
y a la ingrata orfandad de la vereda.
Déjame llorar y que la humedad
de mis ojos resbale como seda
y se convierta en la fragilidad
de aquella rosa de la rosaleda.
Déjame llorar, duele la oquedad
los pasos errantes y la memoria,
duele la miseria de las palabras
por interés, duele tanto la pena...
Déjame llorar, que el llanto hace historia
destiñe el pésame de las palabras
y enjuaga los ojos con luna llena.
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Tu también te atreves con el soneto, ese molesto sujetador de las metáforas.
ResponderEliminarUn abrazo.